Diagnóstico y tratamiento mediante la marea
12 de abril de 1948
El mismo tema de siempre. La fluctuación del líquido cefalorraquídeo. Habéis aprendido a controlar esa fluctuación en la “compresión del bulbo”, (1) y también en las técnicas incitantes y represivas a las que algunos de vosotros me habéis oído aludir como la técnica del “pie de gato” y la “pies del gato”, para transmitir suavidad.(2) Esta mañana vamos a esforzarnos por ilustrar cómo podéis utilizar esa dirección de la marea, o potencia de la fluctuación del líquido cefalorraquídeo, en el diagnóstico.
Tenemos aquí uno que tiene una fractura de la escama del hueso occipital del lado izquierdo. Si se hiciera una ligera presión con los dedos sobre el lado izquierdo del hueso frontal para dirigir el fluido hacia la sutura lambdoidea derecha, se encontraría en este caso un movimiento muy libre en la articulación occipitomastoidea derecha. Pero al cambiar la dirección desde el hueso frontal derecho hacia el área occipitomastoidea izquierda, encontrarías alguna restricción aquí en el área de la articulación occipitomastoidea izquierda, en el lado de la fractura en la escama del hueso occipital. Esa es una característica diagnóstica. Te señala la limitación del movimiento en la articulación occipitomastoidea y te muestra una limitación en el movimiento del hueso temporal. No sería necesario que lo comprobaras mediante ningún movimiento fisiológico para ver si hay una fijación en ese hueso temporal. La dirección de la marea desde el hueso frontal derecho en diagonal te mostraría que no había la separación en esa articulación que sí consigues direccionando desde la izquierda en diagonal hacia la derecha, donde tenías el movimiento libre. Por otro lado, puedes probar el movimiento del ala mayor del hueso esfenoides y del hueso frontal dirigiendo la marea en diagonal desde esta zona hacia delante hasta la zona frontal izquierda, y probar si esa marea se movía y si tenías un movimiento del ala mayor izquierda del esfenoides, o el movimiento del hueso frontal que se produce durante la exhalación y la inhalación. Si encuentras una restricción, sabrás que tienes una fijación de algún tipo debajo de ella, en el ala mayor izquierda del esfenoides, o, el hueso frontal izquierdo. Tomemos por ejemplo una lesión frontoesfenoidal: una lesión traumática en la que el hueso frontal de ese lado ha sido conducido posteriormente sobre el ala mayor del esfenoides o viceversa, anteriormente por un golpe aquí (indicando el vértex), forzándolo anteriormente sobre el ala mayor del esfenoides. Por lo tanto, una restricción al dirigir esa marea en el movimiento de ese hueso por aquí sería una indicación positiva; no habría que probar el movimiento. Eso en sí mismo es una prueba de movimiento.
Vuelvo a llamar su atención sobre el vaso de agua y la sacudida de la mesa que haría que el agua se derramara, mientras que la transmisión de la vibración desde el hombro haría que el agua vibrara hacia el centro.(3) Ahora vamos a poner un tapón en la parte superior de ese vaso de agua, y en lugar de ver ese temblor hasta la línea de la parte superior del vaso, quiero que vean que toda la marea llega a lo que llamamos el “equilibrio”, como equilibrio entre dos escalas. Ese es el punto en el que el mecanismo está parado, ni refluye ni entra, sino que está justo en el punto neutro. Por eso decimos “intercambio rítmico equilibrado”. El período en el que todos los fluidos del cuerpo tienen un intercambio.
Ahora bien, volvamos al vaso de agua. Esta vez mirémoslo como en un vaso de plástico, algo flexible. Pongo mi dedo en ese vaso flexible, o de plástico, y veo que el agua fluctúa hacia el lado opuesto. Estoy dirigiendo la marea en ese vaso de agua. Puedo bajar la presión aquí hacia el fondo del recipiente flexible y dirigirlo hacia la zona superior. O bien, desde la parte superior la dirijo a la zona inferior. Esta es una ilustración no muy detallada de lo que entendemos por dirigir la potencia del líquido cefalorraquídeo. Al hacerlo, estamos dirigiendo no sólo una potencia, sino una potencia que tiene inteligencia dentro de ella -un cuerpo de fluido que tiene el Aliento de Vida, que tiene “algo” invisible, no sólo de potencia sino una inteligencia deletreada con “l” mayúscula. En esa potencia de la fluctuación, tiene una fuerza intracraneal e intraespinal infalible, con la tendencia hacia lo normal como fuerza motriz para la reducción de las lesiones. Ahora, en esta fractura de escama de la que hablé, hemos hecho un diagnóstico. En la corrección, podemos utilizar esa misma fuerza directiva desde la zona frontal derecha en diagonal hacia ese punto, y si no hicieras nada más, esa marea corregiría con el tiempo las lesiones. Pero puedes hacer esto: Toma ese hueso temporal, y el hueso occipital, y visualizando el movimiento como el de la tapa de un tarro de fruta, puedes girar muy suavemente el hueso temporal en una dirección y el occipital en la otra, y mantenerlo suavemente mientras diriges la marea desde el área frontal derecha. Vais a tratar con muchas de las llamadas lesiones traumáticas, y por eso hacemos hincapié en esta dirección de la potencia de la fluctuación del líquido cefalorraquídeo en el diagnóstico y la técnica. Van a experimentar algunas sorpresas reveladoras bajo sus suaves dedos que sienten-ven-piensan y conocen.
Durante la sesión de octubre de 1947, tuvimos una clínica inesperada. Un muchacho en edad escolar, hijo de un médico osteópata, tuvo una pequeña riña con otro muchacho de la escuela secundaria, y se aprovechó de él en un momento desprevenido. De hecho, estaba inconsciente por el ataque. El golpe fue aquí en la zona nasal y el cigomático de la izquierda. El suyo era un rostro tristemente desfigurado. Lo mirabas y pensabas que los huesos nasales estaban fracturados, y tenía un síndrome muy grave en el lado izquierdo de la cabeza que indicaba precaución en el tratamiento. Teníamos aquí una indicación de una lesión frontoesfenoidal posterior a la izquierda y una lesión occipitomastoidea indicada a la izquierda. Eso en sí mismo es una condición seria. Una lesión occipitomastoidea es una de las más graves que se pueden encontrar en la consulta porque altera la fluctuación normal del líquido cefalorraquídeo. Tuvimos que ser muy cautelosos en cuanto a la forma de proceder en este caso, así que lo abordamos desde la lesión frontoesfenoidal del lado izquierdo. Un ayudante sujetó la apófisis pterigoidea y otro ayudante recibió instrucciones de utilizar la “técnica del gancho de lata” (N. del T: como se abre una lata con “abrefácil”) -con la que estaba familiarizado- en la lesión frontoesfenoidal, para levantarla un poco y liberarla de su articulación. Alguien dirigió el líquido de la articulación occipitomastoidea derecha en diagonal hacia aquí (frontoesfenoidal izquierda) y las cosas entraron en su sitio con facilidad y suavidad.
¿Qué fue lo que hizo? La liberación del hueso frontal del ala mayor del esfenoides y la dirección de la potencia de la marea desde la occipitomastoidea derecho. No se aplicó ninguna fuerza, pero la marea -una fuerza motriz inteligente e infalible- hizo el trabajo.
En ese momento, se discutió un caso de lesión traumática -una herida de guerra- en la que se había realizado una trepanación a lo largo de la sutura sagital y también por debajo, en la que se había retirado y reinsertado el hueso parietal.
Posteriormente, este caso fue tratado cranealmente. Dirigiendo la potencia de la marea, cambiamos el tamaño de la trefina, y quitamos una presión de ese lado del hemisferio cerebral. ¿Y de dónde dirigimos la marea? No desde el lado izquierdo, sino desde el derecho. Podría hacerse desde la articulación occipitomastoidea derecha; podría hacerse desde el frontal derecho hacia esa zona.
Ahora, piensa: ¿qué se incluye en el mecanismo respiratorio primario según la consideración craneal? La fluctuación del líquido cefalorraquídeo, las membranas intraespinales y la movilidad articular del sacro entre los ilíacos. El punto de extrema precaución en este caso estaba en el lado izquierdo del cráneo. Por lo tanto, aquí se va a la derecha del sacro y se dirige en diagonal hacia el lado izquierdo del cráneo, dirigiendo la potencia de la fluctuación del líquido cefalorraquídeo por el sacro. Es el mismo fluido, ¿no es así? También hemos dirigido, cuando está indicado, esta marea abajo hacia la zona espinal desde el mecanismo craneal.
No hace mucho tuve ocasión de examinar una lesión traumática, y el paciente me preguntó: “¿Cómo sabía que había una restricción en este lado y ninguna en aquel?”. Había sentido el movimiento de la marea en su propia zona frontal y pensó que yo debía ser psíquico para saber dónde estaba el problema por la simple presión en otro lugar. No, no hay nada de psíquico. Sabía que había restricción y dónde porque había una pequeña vacilación en el fluido al fluctuar hacia el lado izquierdo. Sentía la restricción en la fluctuación en el lado izquierdo y la libertad con la que se movía hacia la derecha. Simplemente un principio de diagnóstico – la dirección de la potencia de la fluctuación del líquido cefalorraquídeo sin fuerza ciega del exterior. Esto no es un sueño ocioso. Usted encontrará “la prueba del pudín” durante su sesión de práctica. Gracias.
Notas
1. La técnica “compresión del bulbo” fue posteriormente rebautizada como “compresión del cuarto ventrículo”.
2. El Dr. Sutherland también utilizó estos términos para “señalar los diferentes grados de excursión y los diferentes ritmos de giro de las porciones petrosas de los huesos temporales para controlar las fluctuaciones (del líquido cefalorraquídeo).” Véase Sutherland, Teachings, p. 174.
3. Para una descripción de esta vibración transmitida, véase la nota 10 de este artículo. (capítulos anteriores del libro)