Cómo ayudar a tus pacientes a entender su ventana de tolerancia
Los pacientes son más capaces de hacer frente a los factores estresantes y desencadenantes cuando pueden gestionar las emociones resultantes.
Entonces, ¿cómo podemos ayudar a los clientes que luchan por gestionar la ansiedad, la ira y el dolor provocados por los factores estresantes cotidianos?
En situaciones como ésta, la psicoeducación puede ser una de nuestras mejores herramientas, y un concepto útil es “la ventana de tolerancia”.
La ventana de tolerancia es un concepto desarrollado originalmente por el Dr. Dan Siegel, MD para describir la zona óptima de “excitación” para que una persona funcione en la vida cotidiana. Cuando una persona funciona dentro de esta zona o ventana, puede gestionar y afrontar sus emociones con eficacia.
Para las personas que han experimentado un trauma, a menudo es difícil regular las emociones y la zona de excitación en la que pueden funcionar eficazmente se vuelve bastante estrecha.
Cuando una persona está traumatizada, puede resultarle especialmente difícil mantenerse en el presente porque el pasado es más vívido e intrusivo. Alguien que vive constantemente en su trauma pasado está preparado para detectar la amenaza y entrar en ese estado de defensa. Esto significa que, por lo general, tienen un margen de tolerancia muy estrecho.
El estrés de un recuerdo traumático o de un desencadenante puede hacer que salga de su ventana de tolerancia. Incluso los factores de estrés aparentemente menores pueden hacer que una persona se disocie, se enfade o se sienta ansioso, lo que lleva a estados de hiperactivación o hipoactivación.
Y esto puede dificultar el progreso en las sesiones terapéuticas.
Esta infografía es una herramienta que puedes compartir con tus pacientes. Puede ayudarte a explicar lo que ocurre cuando se sienten desregulados.
Puede que ya conozcas bien estos conceptos, pero para repasar rápidamente…
¿Qué es la hiperactivación o hiperalerta?
La hiperactivación también se conoce como “respuesta de lucha, huida o congelación” y es un estado elevado de activación/energía. Es cuando el sistema nervioso de una persona entra repentinamente en alerta máxima, incluso cuando el peligro no está presente. La persona puede sentir que no tiene control sobre sus acciones cuando entra en este estado. A menudo puede ser desencadenado por una amenaza percibida, recuerdos traumáticos o emociones específicas. También es uno de los principales síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Síntomas de hiperactivación:
- Estallidos de ira
- Miedo
- Ansiedad
- Agotamiento emocional
- Pánico
- Hipervigilancia
- Músculos tensos
- Congelación “como un ciervo delante de los faros”.
A menudo, los clientes que experimentan hiperactivación se encuentran estancados, lo que puede dificultar la formación de hábitos de sueño saludables, la gestión de las emociones y la concentración eficaz. Físicamente, su cuerpo puede parecer tenso y al borde de la explosión, lo que puede dar lugar a estallidos de ira y hostilidad.
¿Qué es la hipoactivación o hipoalerta?
La hipoactivación también se conoce como la respuesta de “cierre” o “colapso”. Al igual que la hiperactivación, a menudo puede desencadenarse al sentirse amenazado, al relatar recuerdos traumáticos o al sentir emociones asociadas a traumas pasados. Incluso una amenaza percibida puede ser suficiente para que el cliente entre en un estado de desconexión o incluso de disociación.
Síntomas de hipoalerta:
- Depresión
- Adormecimiento
- Vacío
- Cuerpo flácido
- Mirada perdida
- Incapacidad para hablar
- Disociación
La hipoactivación se produce cuando un cliente tiene muy poca excitación como resultado de una sobrecarga del sistema nervioso parasimpático. Puede afectar a los hábitos de sueño y de alimentación del cliente, dejándole sintiéndose emocionalmente insensible, socialmente retraído y con dificultades para expresarse.
Cómo ayudar a una persona a volver a su ventana de tolerancia
Hay muchas estrategias para ayudar a alguien a volver a su ventana de tolerancia cuando se siente desregulado. Dependiendo de si se está experimentando hipo o hiperactivación, querrás orientar tu intervención para que se adapten a las necesidades.
Volviendo de la hipoalerta:
Es importante tener en cuenta que nuestros sistemas nerviosos a menudo se contagian unos a otros. Cuando se trabaja con un cliente hipoactivo, algunas formas sencillas de señalar un aumento de energía en la sala son
- Aumentar la prosodia vocal
- Usar una postura comprometida
- Utilizar una cierta cantidad de bromas o irreverencia
- Movimiento físico, como ponerse de pie o cambiar de silla
- Otras estrategias útiles para ayudar a una persona a salir de un estado de desconexión o disociación incluyen:
Pedir a la persona que describa tres cosas con todo detalle
Puedes preguntar a tu cliente: “¿Cuáles son las tres cosas que te gusta mirar en este lugar?” Esta actividad puede ayudar a anclar a la persona. Le ayuda a conectar de nuevo con el momento presente y con su relación con los demás.
Utilizar la respiración para calmar el sistema nervioso
Si ves que la respiración de tu paciente se está desregulando, puedes trabajar en la re-regulación de la respiración junto con exhalaciones lentas.
Utiliza una técnica cognitiva de escalamiento (por ejemplo, de cero a 10…) para ayudar al paciente a aprender a medir su nivel de hiper/hipoalerta.
Puedes pedirle a tu paciente que escale su nivel de congelación, disociación, etc. Esto puede ayudarles a aprender a calibrar mejor las sensaciones que sienten.
Orientar al paciente al tiempo presente, al lugar presente, etiquetando explícitamente las señales de seguridad: “Estás en mi oficina. Es <fecha>, Estás conmigo, Estás a salvo”.
La repetición de este tipo de ejercicios de conexión a tierra puede ayudar a provocar sentimientos de seguridad.
Regresar de la hiperactividad:
Cuando se trabaja con el trauma en una sesión, puede haber muchas amenazas percibidas por los pacientes que pueden hacer que se pongan en guardia – o tal vez empiecen a congelarse durante la sesión.
Cuando un paciente empieza a entrar en una respuesta de congelación, sus músculos se bloquean unos contra otros y esa energía se atasca en su interior. A menudo se empieza a ver cómo se repliegan hacia dentro y “se hacen pequeños”.
Para trabajar con esto, puede ayudar que tu paciente acceda a esa energía bloqueada, una pequeña cantidad a la vez. La clave es graduar la terapia y avanzar a un ritmo lento y suave. Esto puede ser clave para evitar que el cliente se sienta abrumado en ese momento.
Por otro lado, la energía de un paciente puede estallar antes de que puedas ayudarle a gestionarla de forma saludable. En este caso, pueden tener problemas para encontrar un sentido de contención. Pueden experimentar miedo, pánico o una avalancha de emociones. En este caso, ciertos métodos orientados al cuerpo pueden ser útiles para volver a centrarlos en la ventana de tolerancia.
Estrategias eficaces para ayudar a los clientes a gestionar la hiperactivación:
- Utilizar la respiración diafragmática
- Beber con una pajita
- Meditación
- Técnicas de yoga
- Estrategias saludables para liberar la ira
Cómo ayudar a los clientes a gestionar su ventana de tolerancia
Queremos ayudar a los clientes a ampliar su ventana de tolerancia y aumentar su capacidad de experimentar emociones (incluso las más intensas) sin desregularse. Para ello, primero hay que ayudar a los clientes a reconocer cuándo están experimentando emociones fuera de su zona tolerable, y a calibrar cómo les hace sentir y cómo afecta a su cuerpo.
Los clientes pueden empezar a gestionar su ventana de tolerancia:
- Reconociendo su ventana de tolerancia y aumentando su conciencia de los síntomas
- Ampliando su ventana de emociones tolerables
- Aprender técnicas para volver a regular cuando se experimenta hipoarousal o hiperarousal
Ya hemos visto cómo reconocer cuando un cliente está fuera de su ventana de tolerancia (y cómo eso puede expresarse con hipoalerta e hiperalerta). Pero, ¿cómo podemos ayudar a los clientes a ampliar su ventana de tolerancia?
Ciertas estrategias, como los enfoques basados en el cuerpo y las estrategias basadas en la exposición, pueden ser eficaces para ayudar a los clientes a ampliar su tolerancia a las emociones intensas.
También pueden ser eficaces para ayudar a los clientes a reducir la vergüenza que puedan sentir por estar fácilmente desregulados. Esto les permitirá explorar y escuchar sus experiencias sin que la vergüenza interrumpa el proceso de curación. Las estrategias centradas en la compasión pueden ser eficaces para promover la autocompasión y la autoaceptación cuando se trabaja para desarrollar la resiliencia.
Parte de la preparación de los clientes para asumir experiencias potencialmente desencadenantes consiste en darles estrategias para tolerar el malestar y la angustia.
Ayudar a los clientes a mantenerse regulados fuera de las sesiones:
Hemos visto las estrategias para ayudar a los clientes a regularse y volver a su ventana de tolerancia cuando están en una sesión. Pero, ¿qué pasa cuando no están en tu oficina? Los clientes no siempre te tendrán como recurso, por lo que es importante equipar a los clientes con estrategias que puedan utilizar por su cuenta.
- Trabajo de respiración – Utilizar la experiencia consciente de la respiración como ancla para el cuerpo y el presente.
- Imágenes guiadas – Para empezar, en lugar del trabajo de respiración, el cliente puede imaginarse en un columpio, prestando atención a las sensaciones internas del movimiento. El movimiento de balanceo del columpio hace que la respiración se conecte de una manera diferente, ayudando a evitar ciertos desencadenantes.
- Imágenes de contención positiva – Un ejemplo de imágenes de contención positiva podría ser que el cliente se imaginara un cofre, o cualquier otro contenedor de su elección. Luego, puede imaginar que coloca los pensamientos o las imágenes intrusivas en ese cofre o contenedor y que lo encierra de forma segura hasta que esté listo para procesarlos de forma más completa.
- Imágenes de un lugar seguro o de un espacio sagrado – Por último, están las imágenes de un lugar seguro o de un espacio sagrado. Pueden basar este lugar en cualquier lugar real, ficticio o imaginario donde se sientan tranquilos o contentos, y pueden diseñarlo a voluntad. Al dar al cliente una imagen en la que tiene el control total, puede reducir la sensación de impotencia o incertidumbre en la vida.